María Inés Calderón «La Marizápalos»

Un romance y el balcón de la discordia

María Inés Calderón, de sobrenombre “La Calderona” (1605-1646), fue una actriz de teatro madrileña, hija adoptiva del poeta y dramaturgo Pedro Calderón de la Barca, que se hizo cargo de ella cuando fue abandonada a las puertas de su casa siendo un bebé. Ya desde niña frecuentaba los ambientes del espectáculo a través de su padre, y desprendía un encanto singular.

Así conoció al rey Felipe IV, que quedo hechizado por “La Calderona” en una de sus interpretaciones en el Corral de la Cruz, sitio al que le gustaba acudir en secreto. Era el año 1627 y desde ese momento se convirtió en su amante. No era la única, pero sí la favorita. Tanto es así, que el rey le cedió un palco distinguido de la Plaza Mayor de Madrid para asistir a las festividades y espectáculos. Tal fue el enfado de la reina Isabel de Borbón, con quien estaba casado, que tuvo que trasladarla a un lugar más discreto, bautizado por el pueblo como el “balcón de Marizápalos”.

Fruto de esta relación nació Juan de la Tierra, cuyo apellido era el que se daba a niños de padre desconocido, para mantener las apariencias. Pese a los deseos de Juana, fue apartado de su lado y entregado a una familia de confianza para que fuera educado como príncipe. Al tiempo fue reconocido como Don Juan José de Austria.

Pero aquella historia de amor terminó en drama. Se rumorea que “La  calderona”, cansada del rey, se buscó otro amante, del que se enamoró. Cuando esto fue descubierto por Felipe IV, montó en cólera, y ordenó su ingreso en un convento.

Cuenta la leyenda que la Calderona huyó del convento y acabó sus días en la sierra que lleva su nombre, situada al norte de Valencia, en el camino de Aragón.